La cadena de suministro integra todos los flujos físicos e informáticos necesarios para la fabricación de un producto, así como las interfaces entre los diferentes actores de los proyectos (clientes y proveedores). Estos flujos se pueden clasificar de acuerdo con tres tipologías.

Primero, los flujos ascendentes, que integran todas las etapas de suministro de los componentes necesarios. Esto implica la validación de las necesidades técnicas que emanan de las áreas de especialización, la supervisión de los proveedores para un suministro adecuado y la coordinación de los tiempos y las ubicaciones de entrega. En segundo lugar, los flujos internos que rigen las reglas de fabricación del producto, en fábrica o en taller. Estos flujos comienzan con la recepción de las piezas en el almacén (gestión de stock) y van hasta la validación de la calidad del producto fabricado.

También será necesario definir los flujos específicos que permitan una producción optimizada en términos de calidad/coste/plazo (simulación de flujos, instalación de áreas de producción, ergonomía en el lugar de trabajo, suministro dentro de la cadena, gestión de envases, planificación de la producción, etc.).
Por último, los flujos descendentes estructuran la distribución del producto terminado. Estos flujos engloban todas las etapas necesarias para la entrega al cliente final (transporte, gestión de restricciones aduaneras, auditoría de calidad, planificación de proyectos, gestión de plazos).