Este aspecto de la ingeniería implica la gestión y comunicación de todos los sistemas utilizados en la composición de un producto para garantizar su correcto funcionamiento. A modo de ejemplo, en un automóvil, esta actividad permite contemplar el montaje de elementos tan diversos como una pantalla, una radio, una antena GPS y un micrófono, comprobando que el conjunto funciona como debería para hacer las funciones de sistema de navegación GPS.

Por ello, el jefe del proyecto supervisa la organización de un encargo, considerándolo de forma global. El arquitecto se concentra en los aspectos técnicos para que todas las áreas de especialización involucradas se coordinen adecuadamente, teniendo en cuenta las limitaciones inherentes a cada una. Finalmente, el cualificador valida los procesos para implementar los métodos de desarrollo más apropiados. Juntos, garantizan la optimización de un producto determinado y su conformidad con las normas, así como con las necesidades expresadas.