Producir, almacenar y controlar la energía
Aplicada a muchos sectores de actividad, la ingeniería eléctrica debe cumplir varios objetivos de gestión energética. En primer lugar, se trata de poder producirla en un alternador.
A continuación, hay que poder almacenarla diseñando las soluciones adecuadas, así como los procesos necesarios para el llenado y la supervisión del depósito de energía. Por último, esta disciplina se centra en el transporte de la electricidad hasta su destino. En concreto, esto incluye la creación de redes de cableado para optimizar el trayecto y la distancia recorrida.
El último aspecto es el propio uso de la energía, para activar un sistema dado. Esta actividad implica diversos campos, desde el transporte de energía de muy alta tensión para alimentar un tranvía o una red de distribución eléctrica, hasta el cableado de vehículos eléctricos.
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