Utilizados en la fabricación de muchos productos, los materiales compuestos van viento en popa. Si bien su diseño y manipulación requieren habilidades especiales, ofrecen importantes ventajas para fabricantes y diseñadores, como resistencia, flexibilidad y ligereza.

En el sector aeronáutico, los materiales compuestos hacen posible fabricar y aligerar las piezas de revestimiento —con un aspecto similar a protectores— de ciertas partes de los asientos o incluso del mobiliario.
Estos materiales también son altamente valorados en los sectores ferroviario y de la automoción;
se utilizan, principalmente, para diseñar piezas estructurales, como el chasis o elementos diseñados para soportar cargas pesadas, buscando al mismo tiempo un aligeramiento del conjunto.

También se utilizan en la fabricación de piezas destinadas al revestimiento exterior de un vehículo: el morro de un tren o el parachoques de un coche, entre otros.
Al usar un material compuesto único, es posible, por tanto, integrar múltiples funciones en la misma pieza. Y gracias a la investigación y la nanotecnología, están surgiendo materiales especialmente innovadores.